Bajo el sol radiante de agosto, ¿quién no ha soñado alguna vez con un chapuzón refrescante en la piscina privada de su jardín, tan azul que haría palidecer de envidia al mismísimo cielo? En Francia, este sueño se ha hecho realidad para cada vez más gente. Más allá del simple placer de chapotear, parece que la moda francesa de las piscinas privadas esconde una aptitud creciente y muy seria: la natación.
Entre 2010 y 2016 se ha producido un fenómeno asombroso: los franceses nos hemos convertido en auténticos peces en el agua. Las cifras hablan por sí solas, y vamos a ver cómo esta facilidad acuática se ha infiltrado en nuestra cultura, pero también ha impulsado a un número creciente de franceses a equipar sus casas con una piscina. Nadamos mejor y cada vez nos gusta más nadar en casa.
¡Los franceses flotan mejor!
Los franceses se han tomado en serio la idea de lanzarse al agua. Según los barómetros de salud de 2010 y 2016, asistimos a un auténtico boom de la natación entre nuestros compatriotas. ¿Cifras más precisas? En 2010, alrededor del 81,3% de los franceses sabían nadar, un porcentaje que ascendió al 83,7% en 2016. Un aumento modesto a primera vista, pero que oculta enormes disparidades entre grupos de edad y regiones.
Mientras que los jóvenes de 15 a 24 años tienen una impresionante tasa de 94,8% de nadadores, las personas mayores no se quedan atrás. Entre 2010 y 2016, en el grupo de edad de 65 a 75 años, la tasa pasó de 56,8% a 64,7%. ¡Una buena actuación que demuestra que incluso nuestros mayores están preparados para meter la cabeza bajo el agua!
Las disparidades entre hombres y mujeres siguen existiendo, pero se reducen lentamente. Los hombres siguen a la cabeza con 89,2% de nadadores frente a 78,3% de nadadoras en 2016.
¿Cómo se explica este aumento general de la flotabilidad? Los programas de aprendizaje de la natación, que forman parte del sistema educativo desde los años 60, están demostrando su eficacia. Y eso no es todo. El creciente apetito por las piscinas privadas es una consecuencia directa y, me atrevería a decir, una fuerza motriz adicional. Después de todo, ¿qué mejor manera de perfeccionar la braza o la mariposa que zambullirse en la piscina de su propio patio?
Una marea de piscinas privadas
Si las cifras de la natación en Francia le han hecho enarcar una ceja, las de las piscinas privadas también crecen rápidamente. Aquí es donde también destacamos: en la instalación de estas piscinas a domicilio.
El número de piscinas privadas ha crecido de forma tan notable que casi podría decirse que es una nueva tradición francesa. Algunos dirían que es el resultado directo de la mejora de nuestros conocimientos de natación. Cuanto mejor nadamos, más a menudo queremos hacerlo, y ¿por qué no en la comodidad y privacidad de nuestro propio jardín?
Un fabricante de piscinas me dijo que sus mejores ventas se producían justo después de las grandes competiciones de natación en televisión. "No hay nada como un buen relevo de 4×100 metros para hacer soñar a la gente con su propia línea de flotación". Esperemos a ver qué efecto tienen los Juegos Olímpicos de París.
Como un buen coche, es señal de éxito. Como una canasta de baloncesto en el jardín, es una actividad de ocio. Pero una piscina es también seguridad y práctica: los padres ven en ella un medio ideal para iniciar a los niños en la natación desde pequeños, en un entorno controlado y seguro.
La piscina es un proyecto familiar, una inversión en salud y bienestar, y un compromiso con la actividad física regular.
La piscina, espejo social
La piscina es también un espejo que refleja los matices sociales y culturales de nuestra amable Francia. No todas las regiones se equipan con piscinas con el mismo entusiasmo. Las disparidades entre nuestras regiones dicen mucho de nuestra relación con la natación y el lujo de una piscina privada.
En el Sur, por ejemplo, los veranos son calurosos y las noches templadas. Las piscinas son casi una norma, sobre todo en Provenza-Alpes-Costa Azul. Allí, las piscinas brillan bajo el sol casi todo el año. ¿Y qué mejor lugar para perfeccionar el crol o simplemente flotar en una colchoneta hinchable mientras se toma un refresco?
Vayamos un poco más al norte, donde el clima es más caprichoso. La región de Hauts-de-France no comparte el mismo frenesí acuático. Las piscinas privadas son menos frecuentes y, cuando existen, parecen gritar "resistencia" a los cielos a menudo grises. No es que los habitantes del Norte no sepan nadar, sino que el clima no siempre se presta a los placeres de la natación.
Esta geografía de las piscinas nos muestra hasta qué punto los factores económicos, climáticos e incluso educativos condicionan nuestras elecciones de estilo de vida.
El auge de las piscinas privadas en Francia refleja una sociedad que valora la salud, el bienestar y el placer personal.
Las piscinas se han convertido en remansos de paz en el ajetreo de la vida cotidiana, burbujas de aire fresco en nuestras sobrecargadas agendas. Son un lujo, sí, pero cada vez más accesible y, sobre todo, cada vez más deseable.
Más allá del aspecto lúdico, tener una piscina en casa es también una forma de afirmar cierto dominio del arte de vivir a la francesa, donde lo útil se combina con lo placentero: enseñar a nadar a nuestros hijos mientras disfrutamos de los placeres del agua. Es una elección que dice mucho de nuestras aspiraciones, nuestros valores e incluso nuestra identidad cultural.
Así que, a todos aquellos que estén pensando en unirse a este club tan exclusivo de propietarios de piscinas privadas, recuerden: ¡cada baño es una pequeña victoria contra la rutina, un pequeño lujo que hace la vida un poco más ligera, un poco más bella!
Esta tendencia se extiende más allá de nuestras fronteras piscinas privadas en Luxemburgo también son populares.